De gran interés

NO DEJES DE UNIRTE AL GRUPO DE SEGUIDORES DE KANTANDO. INSCRÍBETE AHORA (instrucciones abajo). TU APOYO ES MUY IMPORTANTE. DIOS TE BENDIGA

DEJA TUS COMENTARIOS EN LA PARTE FINAL DE CADA ARTÍCULO. TU OPINIÓN ES FUNDAMENTAL

SE PROHIBE EL USO NO AUTORIZADO DEL CONTENIDO DE ESTE BLOG. PARA MAYOR INFORMACIÓN CONTÁCTANOS kantreras@yahoo.com
kantreras@gmail.com

lunes, 18 de enero de 2010

EL LÍMITE DE LOS MILAGROS

Ha transcurrido tan solo una semana después de la tragedia que aun viven los habitantes de Haití, y son numerosas las reacciones que ella ha generado en el mundo entero. Afortunadamente, en gran manera, se ha denotado un interés de millares de personas por tomar parte activa en la ayuda que los damnificados requieren.

Algunos aprovechan esta situación para actuar con cierta demagogia, como el caso de Bill Clinton, quien arribó a territorio haitiano en representación de la ONU, y después de hacer presencia simbólica en la repartición de víveres, se desapareció con facilidad.

Al interior de este país, los desfavorecidos demuestran diferentes actitudes como respuesta al infortunio: algunos lloran los miles de muertos y la reducción a cenizas de sus viviendas; otros ven pasar los días sin esperanza, confundidos por los hechos, sin tener clara su preferencia entre la muerte y la tortura; y algunos facinerosos se escudan en las banderas del hambre, la desdicha y la necesidad para justificar actos atroces y naturalmente maquiavélicos para obtener alimentos y otros bienes.

Mientras los ojos del mundo se dirigen hacia esta triste tierra, surgen paulatinamente una serie de preguntas. ¿Por qué esta desdicha en un país tan pobre y desprotegido? ¿Es esta una nueva respuesta contraria de la naturaleza? ¿Dónde estaba Dios cuando tantas personas le necesitaban? Cada vez que un suceso como este toma lugar, no dejan de surgir innumerables comentarios que se tornan más soeces que filosofales. Sumatra, Nueva Orleans, Armero, se han convertido en excusas de muchos para mantener una queja constante contra el Creador de la vida.

Sin embargo, valdría la pena analizar estos acontecimientos con la mayor objetividad. Evitando todo tono religioso y fanático, pero manteniendo la verdad por delante, es necesario tener en cuenta otro tipo de preguntas. Por ejemplo, ¿por qué República Dominicana, quien comparte la misma porción terrestre con Haití, no tuvo el mismo desenlace doloroso pese a haber sentido el sismo con la misma (o similar) magnitud? ¿No es esto un milagro para los dominicanos? ¿Por qué los haitianos no hicieron parte de los beneficiados? ¿Acaso hay un límite para los milagros? ¿La frontera tiene alguna protección natural o artificial antisísmica?

La verdad es que República Dominicana, durante muchos años, ha demostrado ser una tierra que clama por la presencia de Dios (2Cr 7:14), mientras que Haití ha sido zona de santería y brujería. Lo que ahora ocurre requiere de ojos de fe para ser entendido (He 11:6). No es un efecto del destino y la mala fortuna. Los haitianos han cometido una serie de maldad, inocente o intencionalmente, con una serie de prácticas que van en contra del deseo de Dios (Dt 18:10-12).

Como en algún momento fue insinuado por Newton, "Con toda acción ocurre siempre una reacción igual"; Haití ha sembrado cosas malas y tristemente ha recogido otro tanto (Gál 6:7). No se trata de asumir una posición prejuiciosa y malintencionada con este país; por el contrario, es ponderable y satisfactorio notar que el mundo deja entrever lo mejor de sí en esta malaventura, resaltando un carácter dadivoso, y no hay nada mejor que dar (Hch 20:35).

Haití merece ayuda, pero también orientación. Siempre ha sido un país pobre, no solo desde el punto de vista económico y político, sino también espiritual. Algunos dicen que este es el momento oportuno para reconstruir a Haití.

Es muy cierto; pero no solo desde el punto de vista material. No se trata únicamente de los 5000 millones de dólares que el Banco Mundial calculó para el renacimiento de este país. No depende simplemente del esfuerzo de la ONU, Estados Unidos, la comunidad Europea, entre otros interesados.

Se trata de enseñar a Haití a depender de Dios desde la raíz (Jn 15:5). Pueden encontrar un buen ejemplo en su vecino inmediato. Así podrían darse cuenta que los milagros no tienen límites. Al menos no de parte de Dios. El único límite de los milagros es la autosuficiencia y la torpeza del ser humano.