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martes, 17 de agosto de 2010

HÉROE EN UNA ZOOCIEDAD QUAC-KIERA

En reciente entrevista, Marisol Garzón, hermana del legendario comediante y periodista Jaime Garzón, sugirió a un medio de comunicación: "Yo creo que nadie olvida dónde estaba el día que mataron a Jaime Garzón".

Es verdad. El motivo del magno impacto que generó el violento fenecimiento de Garzón el 13 de Agosto de 1999, a primera hora del día, en las mentes y los corazones de los colombianos es claro: aquel hombre simbolizaba al grueso de la población nacional.

En un país donde tristemente los asesinatos se convirtieron en un elemento propio del transcurrir cotidiano, este caso se colocó en una vitrina especial puesto que la víctima se llevaba consigo la voz de muchos que carecen de atención a la hora de anunciar sus limitantes y desventajas.

El repudio fue total y se ha mantenido. Nuevamente los terroristas actuaban cobardemente tratando de acallar a quienes han dispuesto una misión casi altruista en busca de construir una Colombia con justicia social y blindada contra el delito de cualquier origen.

Iba camino en su Jeep Cherokee gris a las instalaciones de Radionet, emisora para la cual trabajaba bajo la dirección de Yamid Amat, cuando dos sicarios en una moto con placas ocultas lo alcanzaron en el barrio Quintaparedes de Bogotá, al haberse detenido en el semáforo. Lo llamaron por su nombre y luego dispararon en cinco oportunidades.

La camioneta alcanzó a avanzar algunos metros y se desvió hacia un puesto comercial. La hemorragia fue significativa, y en segundos se esfumó la vida de Jaime Garzón, así como la esperanza de muchos colombianos.

Enemigos se podían contar en cantidades. Su manera original de gritar a los cuatro vientos las verdades vergonzosas del país tocaron fibras sensibles en muchos sectores susceptibles. Motivos para callar a Garzón habían de sobra.

Su gestión como facilitador y mediador para liberaciones de secuestrados por parte de grupos guerrilleros, su carácter guerrero en torno a causas justas para el ciudadano de a pie, y la crítica constante a la irresponsable y manchada clase política nacional, sumaron puntos en contra de su integridad.

Siempre tuvo un interés 'robinhoodesco' en pro de los más desvalidos. Fue alcalde menor en la localidad de Sumapaz en Bogotá, hasta su destitución por parte del entonces alcalde mayor, quien en el futuro se convertiría en centro de sus editoriales, el actual expresidente Andrés Pastrana.

Previamente fue testigo del secuestro de Pastrana el 18 de enero de 1988, por ser su jefe de giras, sugiriéndole a los actores, pertenecientes al cartel de Medellín, que lo llevaran también. Irónicamente ese respaldo contrastó con el futuro periodístico y político. Incluso, el día de su muerte estaría en un acto de restitución simbólica en la alcaldía menor, con restitución económica al haber ganado la demanda respectiva.

Intentó estudiar derecho y ciencias políticas en la Universidad Nacional, pero irónicamente su título llegó después de fallecido, ya que la carrera pública de ayuda social, así como la participativa en medios de comunicación, alteraron el ritmo de su carrera universitaria.

Su convicción superó a tal punto la cordura que llegó a unirse a un brazo del ejército de Liberación Nacional (ELN) durante tres mese,s con el alias de 'Heidi', ya que al demostrar una torpeza total con las armas, el jefe guerrilelro 'Gabino' le insinuó ser la 'niña de los montes'.

Su trabajo subversivo no estaba ligado a los combates armados. Su función 'guerrillera' se limitaba a desenterrar las 'arcas monetarias' para evitar que los billetes se degeneraran por causa de la humedad. En esta experiencia notó claramente que estaba en el lugar equivocado.

Tan es así que, junto a excombatientes defraudados como él, deseosos de mantener sus ideas a través de otros medios, fundó 'El Rotundo Vagabundo', un grupo de intelectuales.

Sin embargo, este estigma se sostuvo infortunadamente a lo largo de su vida pública, por lo cual no fue difícil relacionar a la extrema derecha con la autoría intelectual de su homicidio muchos años después.

La televisión fue una puerta al estrellato. En 1987 apareció en el noticiero de las 7, gracias a que su director, Antonio Morales Riveira, descubriría las dotes de imitador del entonces alcalde de Sumapaz. Pero fue cinco años más tarde cuando desarrolló su potencial.

Desde 1990 hasta 1993 hizo presencia en su primer programa: Zoociedad, con el cual hizo parodias políticas y sociales, obteniendo gran sintonía.

Y aunque el anterior fue un paso exitoso, en 1995 dio un gran salto al protagonizar 'Quac el Noticero' junto al actor Diego León Hoyos. Con una intención similar a Zoociedad, pero muchísimo más satírica y mordaz, dio vida a personajes como Dioselina Tibaná (segunda dama de palacio), Godofredo Cínico Caspa (tinterillo exasperante), Nestor Helí (portero del 'edificio Colombia'), entre otros; hablando jocosamente las cosas que el común de la ciudadanía murmuraba.

En 1997 se unió a Radionet de CM& y al programa Lechuza de Canal Caracol, con su último y más recordado personaje, el embolador Heriberto de la Calle, con el cual hizo entrevistas bastante alocadas a diferentes personajes colombianos.

Fuese en el ámbito público, en la militancia izquierdosa, en el periodismo, o a través del humor político, siempre manifestó un deseo de servir apostólicamente a la comunidad, estilo que muchos interpretaron como colaboración a la guerrilla, como fue el caso del excomandante del ejército Jorge Enrique Mora Rangel.

Desde entonces fue blanco de múltiples amenazas, siendo la de las Autodefensas unidas de Colombia (AUC) la más peligrosa, ya que su nombre fue vinculado junto al de la senadora Piedad Córdoba, a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

El exjefe paramilitar Carlos Castaño estaba interesado en su muerte. Le había autorizado reunirse con él en el departamento de Córdoba, un día después de su asesinato, por lo cual persiste la teoría que dicho encuentro era una trampa.

Entre 2000 y 2001 fueron arrestados alias 'Bochas' y Edilberto Sierra, sindicados de la autoría material del homicidio; y se vinculó a Carlos Castaño formalmente al caso, en estado de reo ausente. Sin embargo, el 3 de enero de 2002, en forma descarada e inexplicable, la investigación fue cerrada.

Después de once años son muchos los sinsabores que deja su ausencia, pero muchísimos más los recuerdos gratos, las opiniones francas y certeras, y en algunos casos sus enunciados casi proféticos (como el fenómeno Álvaro Uribe).

El legado de Jaime Garzón es imborrable. Los delincuentes colombianos no han entendido la magnitud de su estupidez. A mayor acción terrorista, mayor el rechazo de la sociedad, y maor solidez hay en el trabajo de los héroes contemporáneos.

Garzón es un héroe del común, sin abolengo pero oriundo del corazón de la gente, con poder político sin depender de las maquinarias, certero periodista sin formación académica, favorecedor de los desvalidos sin la compañía parcializada de algunas 'piadosas'.

Amigo de muchos que nunca le vieron en persona, pero que le siguieron de cerca por unanimidad. El presentador, reportero, embolador, cocinero, celador, y funcionario público más querido de Colombia será siempre recordado. Esta nación sigue escribiendo los capítulos más trascendentales de su libro con tinta de sangre.

¡Paz en la tumba de Jaime Garzón!

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