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miércoles, 31 de agosto de 2011

TRIPIDO


Hace tan solo once días, en el muro de la expresión juvenil bogotana fue dibujado un adefesio criminal con pintura roja contenida en el menudo cuerpo de un adolescente grafitero.

Diego Felipe Becerra, conocido en su mundo como “Tripido”, se encontraba con tres amigos al norte de Bogotá, en el barrio Pontevedra, con el propósito de llenar numerosos murales con consignas y signos pacíficos.

Aquella noche, mientras dibujaba su tradicional gato Félix y la mano amiga, un grupo de agentes de la policía los abordó, al parecer en forma sugestiva. El temor se apoderó de los jóvenes quienes, llenos de confusión, equivocadamente decidieron salir corriendo.

Con urgencia confusa pero conciencia tranquila, Diego gritó: “No estamos haciendo nada”, procurando frenar la acción policíaca entre la huída y la explicación larvada. La respuesta a su gesto fue un par de disparos a su espalda.

Alcanzó a pedirle a uno de sus amigos que avisara el trágico evento a su casa. Irónicamente los propios policías agresores se encargaron de trasladarlo a la Clínica Shaio, donde llegó sin signos vitales.

Su padrastro tardó veinte minutos en arribar al lugar tras recibir la fatídica llamada. Según refiere, cuatro oficiales de la policía adiestraban al aparente culpable en el contenido de sus declaraciones.

Al enterarse  que el joven había sido llevado a la clínica se retiró del lugar, no sin antes recoger a unos de los amigos de Diego, quien identificó al agente responsable. Decidieron poner el caso en manos de la Fiscalía.

La Policía Metropolitana de Bogotá (MEBOG) manifestó en su versión que el joven estaba ligado al atraco de una buseta. Indignados con esa declaración, los padres divulgaron por medios de comunicación las condiciones reales de lo sucedido.

Pusieron a consideración del público en general varios interrogantes. Por qué no fue arrestado el otro joven al llegar a la clínica con el padrastro de Diego, si hacía parte de los supuestos atracadores? Dónde estaban las víctimas del supuesto atraco? Se veía tan amenazante el adolescente como para dispararle, no en fuego cruzado, sino por la espalda?

Hoy estaría cumpliendo 17 años. Este año se graduaría como bachiller. En menos de un año habría iniciado sus estudios de producción musical. Sus grafitis se habrían expandido más allá del norte de la capital.

El fin de semana pasado hubo una marcha de jóvenes miembros de esta comunidad de artistas contemporáneos informales quienes elevaron su voz de protesta. Algunos denunciaron haber recibido amenazas de la fuerza pública durante la manifestación.

No quiero irme lanza en ristre contra el agente de la policía. Recuerdo una escena de la galardonada película ‘Crash’ en la que un policía mató a un inocente en forma equivocada, sin haber actuado con alevosía.

No obstante, la fuerza pública, especialmente quienes están más directamente en contacto con la sociedad civil, deben tener un protocolo muy claro para operar en cumplimiento de sus funciones, guardando precauciones para evitar hechos bochornosos como este.

Lamentamos este impase, deseando bendiciones y esperanza para la familia del joven grafitero. El gato Félix y la mano pacífica seguirán en el recuerdo. Ojalá esta tragedia no se quede en una estadística más.

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