De gran interés

NO DEJES DE UNIRTE AL GRUPO DE SEGUIDORES DE KANTANDO. INSCRÍBETE AHORA (instrucciones abajo). TU APOYO ES MUY IMPORTANTE. DIOS TE BENDIGA

DEJA TUS COMENTARIOS EN LA PARTE FINAL DE CADA ARTÍCULO. TU OPINIÓN ES FUNDAMENTAL

SE PROHIBE EL USO NO AUTORIZADO DEL CONTENIDO DE ESTE BLOG. PARA MAYOR INFORMACIÓN CONTÁCTANOS kantreras@yahoo.com
kantreras@gmail.com

viernes, 6 de agosto de 2010

CORNUDOS

Aunque el primordio de la tauromaquia podría remontarse, según los historiadores, a la Edad de Bronce, y pudo encontrar escenarios de desarrollo durante siglos, aun en la multiforme y penetrable cultura del imperio romano, el verdadero punto de canalización se ubicó en España hacia los siglos XVI y XVII.

El famoso pintor Goya plasmó en una de sus obras la muerte del alcalde de Torrejón en una actividad pública que involucraba fiestas de toros en plazas públicas; asimismo, miembros de la realeza europea como Carlos I de Inglaterra, Lord Buckingham y Carlos I de España participaron en encierros de varas, primer paso a las conocidas corridas de rejones.

Formalmente en los siglos XVII y XIX aparecen los héroes del toreo de 'a pie' que sobresalían tanto por su gallardía como por su origen humilde, abriendo sendas a los primeros nombres legendarios como 'Costillares', 'Parquijo', 'Lagartijo' y 'Pascuelo'; con quienes se define la estructura que se conoce en el toreo contemporáneo.

Posteriormente, la época Dorada hizo arribo entre 1910 y 1920, poniendo en un enfrentamiento entretenido a 'Joselito' y Juan Belmonte. Pero sería 'Manolete' quien no solo borraría los memoriales de la guerra civil española, sino que se constituiría en un hito de la historia del toreo.

Desde entonces han dejado huella muchos nombres de diversas nacionalidades como 'Dominguín', 'Paco Camino', 'El Cordobés', 'Paquirri' y 'Espartaco'; predecesores de los famosos de la actualidad: Enrique Ponce, José Tomás, César Rincón, 'El Juli', 'El Cid", entre otros.

Las corridas de toros son un universo que trasciende el límite de la arena y slo burladeros, y se ubica en instancias como la crianza de toros de lidia, la elaboración de los tradicionales carteles, la confección de los trajes de luces, y la infiltración cultural enraizada como resulta evidente en España, Francia, Colombia, México y Venezuela.

Aun al interior de las corridas hay tanto espacio para la fiestaque parece increíble encontrar la cohabitación, en un espacio aparentemente reducido, entre toreros, rejoneadores, picadores, mozos de espadas, banderilleros, monosabios, alguacilillos, areneros y mulilleros.

Este barniz y el fondo que podría descubrirse tras él, constituirían una herramienta apologética de la tauromquia. Sin embargo, la realidad tangible de esta manifestación humana tiene más historias de terror que de legado social.

Desde hace ya mucho tiempo, voces que han crecido progresivamente en número, han abierto los ojos ante la crueldad que encierra el mundo de los toros, como tradición de maltrato animal con lastimosos fines injustificados de entretenimiento malsano.

Depurar ejemplares y razas de toros hasta encontrar animales de desaforada bravura para establecer una condena irreversible hacia la muerte, precedida de estímulos mortificantes, convierte al mundo del toreo en una barbarie sangrienta inadmisible.

Por tal motivo en España, casa del toreo actual, más exactamente en Cataluña, se presentó uno de los pasos legislativos más trascendentes. Por causa de la Iniciativa Legislativa Popular, el Parlamento autónomo aprobó la ley que prohibe las corridas de toros desde el inicio del 2012, tras la obtención de 68 votaciones a favor, 55 en contra, y 9 abstenciones.

Los activistas antitaurinos españoles y del resto del mundo consideran a éste un paso crucial en su lucha, considerando un triunfo en la batalla mas no en la guerra. Se abre la puerta para gestiones similares que procuren resultados igualmente satisfactorios a nivel mundial.

Las reacciones polarizadas, en favor y en contra de esta decisión, no se hicieron esperar. Quienes defienden los derechos de los animales consideran justo orientar el curso de las tradiciones culturales en una forma igualmente satisfactoria sin involucrar expresiones deplorables de la decadencia humana.

Para quienes defienden la fiesta brava, resulta vergonzoso que una barricada de jóvenes 'alocados y sin oficio' pueda destruir años de historia e idiosincracia, atentando contra de una de las actividades más reconocidas en el mundo, y aportantes de divertimento, y aun de cuantiosas sumas de dinero.

Quizás sea este el punto más difícil de afrontar. Los apasionados del toreo se pueden clasificar en dos: quienes encuentran en él una fuente de deleite extremo como lo es el fútbol o la música para muchos, y quienes hacen de él una excusa para sus presentaciones aristocráticas.
Figuras políticas, artísticas, deportivas y otras más, suelen encontrarse en las plazas más famosas para departir momentos de 'roce social' y en medio de risas y licor, aprobar la matanza de un animal que desde su nacimiento estaba destinado a morir en forma antinatural.

En honor a la justicia hay que señalar que muchos activistas  antitaurinos de características extremistas han cometido el error de resaltar sus ideales con marcos absurdos de violencia, dejando una mácula inexplicable que obstaculiza la gestión de quienes luchan sanamente en defensa de los animales.

Toreros activos y retirados han promovido caminatas, campañas, y otro tipo de manifestaciones para defender la tauromaquia. Están en su derecho. La pregunta es: ¿vale la pena continuar con una tradición que, apoyada en una historia enriquecida y un apoyo social importante, justifica el derramamiento de sangre de animales para satisfacer motivaciones superficiales?

No hay comentarios:

Publicar un comentario