"...¡Cuán grande bosque enciende un pequeño fuego!" (Santiago 3:5)

Los dos eventos, aunque independientes, tienen un morbo especial por la tensa situación de la región. La reunión de líderes del Alba tiene un discurso independentista contemporáneo, a propósito del bicentenario, en esta ocasión para enfrentar la "arremetida imperialista en su contra".
Por ende, la no adhesión del gobierno colombiano a la endiablada política expansionista y de comunismo patético expuesta por Chávez y sus lacayos, reemplazada por la simpatía hacia Estados Unidos, genera un escozor trágico.

El ambiente en el Alba se puso tenso, y varias figuras políticas colombianas, especialmente los candidatos, han hecho oposición a las críticas de Hugo Chávez y Rafael Correa, por aparentes declaraciones de Santos acerca de nuevos ataques militares a territorios vecinos.
El fin de semana anterior se realizó un nuevo debate entre los candidatos presidenciales (bastante aburrido y mal manejado, por cierto) organizado por Caracol TV y Radio y El Espectador. Y he aquí el gran detonante.
La primer parte del supuesto debate estuvo a cargo del periodista Darío Arizmendi, a quien correspondía hacer una pregunta general. En una evidente actitud malintencionada, aunque astutamente tácita, hizo una pregunta que buscaba poner en aprietos a Santos.

Lo irónico es que una de las respuestas más prudentes ante la hipotética situación fue la de Santos. Si bien es cierto que manifestó sentirse orgulloso de la operación mencionada, rechazó categóricamente la posibilidad de responder la otra parte de la pregunta.
Aunque Santos no es el mejor de los candidatos, y las políticas de Uribe, especialmente en los últimos tiempos, no han sido las más acertadas, es correcto pensar que ese tipo de preguntas son lesivas, especialmente con el panorama actual.
Pero el afán oportunista de Darío Arizmendi, considerado un gurú del periodismo, convirtió a aquella pregunta en condición sine qua non para iniciar el debate, que a su vez, sea dicho, dejó como único resultado un sinsabor diplomático con los difíciles vecinos, y un enredijo novelero por el director del Sena entre Santos y Noemí Sanín.
Arizmendi es el verdadero responsable (o irresponsable) de la crisis actual que tiene Colombia con Venezuela y Ecuador. Esto no se trata de hacer apología al uribismo, que por cierto, es bastante errado. Sin embargo, ya hay suficiente enrredijo en la vida colombiana como para permitir crisis innecesarias.
Un acto torope, falto de prudencia, que desató un desorden ya fastidioso. Bien orates que son los cabecillas del Alba, y algunos colombianos imprudentes dando chance para que el chavismo siga armando incómodas bataholas.
Dónde está el sentido común? Dónde está el verdadero periodismo ético? Dónde estás, Prudencia?