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sábado, 2 de julio de 2011

FE A LA CARTA

Las inclinaciones de fe en el mundo actual tienen un comportamiento bastante heterogéneo. Hay escepticismo marcado, religiosidad superficial, extremismo y fanatismo, entrega, compromiso. No hay una tendencia definitiva.

Ya no resulta tan fácil catalogar a un país, una ciudad, una región, desde el punto de vista de criterios de fe. La diversidad de espacios religiosos o de otras naturalezas similares hacen que la sociedad tenga diversos caminos a seguir.

Desde que fue expedida la ley de libertad de cultos en Colombia en 1994, el número de protestantes aumentó de 2 a 5 millones, cuando hace 50 años difícilmente se acercaba a la cifra de 70.000, con lo cual se afirma el impacto en un país teóricamente católico. En el Ministerio del Interior hay registro de 1.967 iglesias cristianas evangélicas (pentecostales y carismáticas). 

Muchas personas deciden trasladarse de una a otra agrupación en búsqueda de respuestas para su vida, o simplemente para continuar una tendencia popular. En medio de estas movilizaciones hay posibilidad de éxito o fracaso.

Elementos puntuales como la búsqueda de sanidades, los encuentros masivos, promesas de paz, conocimiento del futuro, atracción de positivismo, mensajes agradables, estímulo de emociones, entre otro tipo de motivaciones, han promovido este tipo de migraciones.
A diferencia del catolicismo, el denominado 'protestantismo' ha apuntando a tratos más directos con la feligresía, ofreciendo respuestas claras y menos dogmáticas a las crisis que el diario vivir trae consigo, y proyectando un sentido de vida.

No obstante, otros caminos empiezan a trazarse con las mismas promesas, obviamente sin una respuesta categóricamente similar, pero con efectos sugestivos que simulan el hallazgo de soluciones francas para diversos conflictos.

Es el caso del budismo, credo basado en la insatisfacción, plantea que la felicidad es un estado mental; pretende ayudar a reconocer y manejar emociones de impacto negativo, llegando al autocontrol por medio de la meditación.
No consideran necesario rendir cuentas a un ser superior, porque cada persona debería responsabilizarse por sí mismo, promoviendo actitudes sanas y respetuosas interiorizadas y exteriorizadas.

Otra triste opción es la santería. Bajo la excusa de un supuesto teocentrismo, alrededor de un ser llamado Olofi (entre otras denominaciones), que supuestamente equivale a Jehová o Alá; acompañado de los orishas o santos que lo acompañan; este tipo de brujería desea engatusar a mentes débiles.



La cuna cubana no ha limitado la expansión de esta tétrica cultura. Se aprovechan de las crisis de fe para asumir el compromiso de conseguir efectos satisfactorios en áreas donde otros no tuvieron ni siquiera un acercamiento tentativo.
Lectura de caracoles, naipes o collares, son las puertas de acceso; luego los santos piden ofrendas de diversas magnitudes, según la necesidad. Es un ritual relativamente exclusivo, por lo cual, a diferencia de otras creencias, no se autopromueven. Quizás el narcotráfico fue un excusa importante para su ingreso y auge en Colombia.
Por tal motivo, la misma iglesia católica ha permitido modificar ciertos estilos de expresión. Al menos eso permiten percibir algunos de sus exponentes. La vinculación de la Renovación Carismática Católica, la permisividad con música moderna, el complemento laico, misas de sanación con imposición de manos, y otras cosas más, hacen parte de los ejemplos.


Colombia es un país aparentemente católico, pero muchas opciones de fe han surgido; los seguidores, en el fondo, no resultan ser tan adeptos a la tradición, pues se ven tentados a probar otras vías de estimulación espiritual.


No obstante, la solución del conflicto de todo ser humano no radica en la práctica de cultos religiosos, la aplicación de rituales noeristas, u otro tipo de tendencias sectarias. Religión es el esfuerzo del hombre por acercarse a Dios, hecho que ya resulta limitado y prácticamente ineficaz.


En ese sentido Marx tuvo toda la razón:"La religión es el opio del pueblo". Ni siquiera aquellas monoteístas, que se jactan de estar fundamentadas en la verdad, resultan positivas. Toda religión carece de trascendencia.


La única excepción, requiriente de un contexto puntual para ser bien interpretada, es la planteada en el líbro bíblico de Santiago: "La religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es esta: Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo" (Stg 1:27)


Hace dos milenios Dios se encargó de brindar la solución perfecta: Jesucristo. Fue Dios Padre quien destruyó la barrera que nos separaba de él con el puente del Cordero sacrificado en la cruz, cuya sangre nos limpió de todo pecado (Colosenses 1:12-14).


El Camino hacia Dios es sencillo (Jn 14:6). No se requieren trámites exhaustivos, esfuerzos desesperados, rutinas risibles. Simplemente el abrir las puertas del corazón es el principio de la Verdadera y Única respuesta. Efectividad garantizada. Vale la pena intentarlo.

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