De gran interés

NO DEJES DE UNIRTE AL GRUPO DE SEGUIDORES DE KANTANDO. INSCRÍBETE AHORA (instrucciones abajo). TU APOYO ES MUY IMPORTANTE. DIOS TE BENDIGA

DEJA TUS COMENTARIOS EN LA PARTE FINAL DE CADA ARTÍCULO. TU OPINIÓN ES FUNDAMENTAL

SE PROHIBE EL USO NO AUTORIZADO DEL CONTENIDO DE ESTE BLOG. PARA MAYOR INFORMACIÓN CONTÁCTANOS kantreras@yahoo.com
kantreras@gmail.com

jueves, 20 de enero de 2011

EL COSTO DE UN LARGO ADIÓS

Estamos preparados para la muerte de un ser querido? Hay quienes hablan de este tema con total facilidad, quienes consideran que no hay nada bueno en tratarlo, y aquellos que le restan total importancia.

Cuando se trata del propio fallecimiento se despiertan una cantidad importante de reacciones, espcialmente por la incertidumbre alrededor del porvenir grisáceo u oscuro, definiendo posibles temas pendientes o satisfacciones ante logros adquiridos o en proceso positivo.

Algunos con temor, otros con resignación, y un porcentaje con preocupante aceptación patológica; la muerte personal es un tema que, de alguna manera, resulta menos difícil de asimilar y confrontar, al menos, cuando se trata de una posibilidad desconocida, y no de una sentencia, como en temas médicos, u otros.

No obstante, el riesgo de perder a un ser querido resulta muchísimo más difícil de afrontar, porque nuestros sentimientos pueden volar con gran velocidad hacia nuestros allegados, en muchas ocasiones, superando nuestra propia autoestima.

Son innumerables las justificaciones para hablar de una verdadera crisis ante la pérdida de una persona que se ame notoriamente: el tiempo compartido, las circunstancias, episodios inolvidables, etc.

Hay despedidas inesperadas, otras con un doloroso preaviso, pero todas ellas llevan impresa una carga dolorosa que trastorna completamente los sentidos, convirtiéndose en un puñal que atraviesa lo más profundo del alma, queriendo enclavarse por largo tiempo.

Los temperamentos son diferentes, la labilidad emocional es relativa, la exopresión de tristeza estará sujeta  a cada individuo, pero el amor profundo confrontado a una desaparición genera una cascada de emociones dolorosísimas (2 Sam 1:5-12)

Hay diferentes teorías respecto a las etapas del duelo. Una consta de tres partes: fase de evitación, donde la tristeza conlleva al rechazo de las circunstancias; fase aguda, llena de desinterés por lo que viene al haber ligaduras del pasado; y resolución, cuando la vida sigue adelante.

Otra teoría describe cinco fases: negación, como acto de defensa; enojo, habiendo aceptado o no los hechos, para buscar potenciales culpables; identificación proyectiva, idealizando al desaperecido; negociación, con el propósito de buscar elementos internos de apoyo; y aceptación, adquiriendo el beneficio de la tranquilidad.

En la teoría suena un proceso lógico y viable; en la práctica, es una experiencia que tiene un tiempo interno tremendamente lento, cargada de emociones dolorosas e intensas, pero necesaria, para garantizar que la vida continúe sin tapujos.

Lo más importante es reconocer que hay una verdad importante ante la muerte. La eternidad futura tiene un aspecto esperanzador o terrorífico, según la relación existente con Dios. Quien cuenta con la presencia de Cristo en el corazón, tiene garantías a pesar de la muerte (1 Ts 4:13-14)

Quién mejor que Dios Padre para entender el dolor de perder a quien se ama enteramente? (Ro 8:32) Pero él mismo perfeccionó Su amor a través de la muerte, trayendo consigo efectos positivos (He 5:7-9; 9:15)

Dedicado a mi amigo de siempre, luchador de la vida, ahora en presencia de Dios, Manuel Salazar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario