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martes, 3 de mayo de 2011

LAST PERFORMANCE


Durante solo 25 años Andrés Caicedo, uno de los más grandes exponentes de la literatura alternativa colombiana, tuvo la oportunidad de entremezclarse con la realidad del mundo presente.
Su genialidad imaginativa, calificada por muchos expertos como antitética del mundo macondiano que  tenía embelesado al público colombiano seguidor de García Márquez, lo hizo entrar a la vitrina de los grandes escritores nacionales.
Pero esa misma singularidad se encargó de conducirlo a la muerte, cuando recibió una copia de su libro "¡Que viva la música!", texto en el que consideraba una vergüenza vivir más de 25 años, cristalizando su suicidio en el tercer intento.
Esas sesenta tabletas de secobarbital no fueron suficientes para aniquilar su legado literario, y mucho menos su inspiración a otros artistas como Manuel Giraldo Magil, Rafael Chaparro Madiedo, Octavio Escobar Giraldo y Efraim Medina.
Un caso menos publicitado, pero igual de trascendental, en cuanto a la influencia artística y de vida fue el del joven John Villamil, estudiante de segundo semestre de Artes Plásticas de la Universidad El Bosque. Caicedo fue parte de su inspiración.

Tenían la misma edad, el mismo aire melómano. Prueba de ello era su rutina nocturna de los viernes escuchando Sui Generis, al igual que la práctica ocasional de guitarra.

Su última coincidencia fue notoria y fatal. John Villamil murió durante la realización de un 'performance' sobre su interpretación personal de la Bogotá contemporánea; hecho que quedó registrado en video. 

Vestía jeans remangados, mantenía sus pies metidos en un platón con agua, cargando en su brazo derecho una cadena llena de billetes de 10.000 pesos, sosteniendo en su mano izquierda sostiene una pequeña hoja. Su cabeza tenía una bolsa negra anudada al cuello.

Sus compañeros de clase disfrutaban de la segunda interpretación de esta interpretación de su performance. La bolsa se inflaba al ritmo de su respiración. De repente, la bolsa dejó de inflarse y John cayó desplomado. 

Pese a la pronta llegada de brigadistas, y su traslado inmediato a la cercana ClínicaEl Bosque, llegó al estado de muerte cerebral, y posterior deceso oficial, en la Unidad de Cuidados Intensivos. 

Su familia niega la veracidad de la teoría suicida. Las directivas de la universidad y de la clínica manifiestan haber actuado responsable y oportunamente, pese al resultado. Nadie sabe. El arte sigue siendo una manifestación colorida acompañada de sombras muy oscuras.

1 comentario:

  1. Que triste, Lamentablemente, el arte en algunos casos... permite abrir puertas en el subconciente que nunca deberían abrirse.

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