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martes, 12 de abril de 2011

CLEPTOCRACIA

Recientemente llamó la atención un hecho tan extraño como hilarante, ocurrido en Santiago de Chile durante una rueda de prensa protagonizada por los gobernantes del país anfitrión, Sebastián Piñera, y de República Checa, Vaclav Klaus.

El primer mandatario checo había arribado al país austral con motivos políticos y comerciales bilaterales, siguiendo una extensa y apretada agenda junto a su comitiva.

En un video colgado en YouTube y que ha recibido más de medio millón de visitas en el mundo entero, muestra a Piñera y Klaus sentados juntos, mientras que el primero hace una exposición de la importancia de esta visita, resaltando elementos en común como los colores de las banderas correspondientes.

No obstante, parece ser que tienen más elementos compartidos; al menos eso sugiere la imagen, ya que Klaus, en una actitud fría y espontánea, saca de un estuche un esfero que pertenece a Piñera, lo esconde lentamente por su lado derecho, y luego lo guarda en el bolsillo opuesto.

Mantiene su mirada en el horizonte, procurando ser muy disimulado, como si el idioma no fuera una verdadera barrera, como si el espacio estuviera totalmente vacío, apropiado para el crimen perfecto; y cierra el estuche al igual que el curioso suceso.

No hay claridad en lo que ocurrió. O quizás nadie quiere otorgarle la claridad que el caso amerita por los roles de los protagonistas de la historia. Es fácil juzgar un acto de esta magnitud entre fulanos comunes, pero no entre magnos representantes de la vida pública.

El portavoz presidencial de República Checa, Radim Ochvat, atajó las críticas al señalar que se trataba de un regalo, negando el hurto y criticando a la televisión de su país por no haber centrado su trabajo en la importancia de la gira latinoamericana en Argentina y Chile.

Los checos han asumido el tema con humor, a tal punto que en un restaurante de Praga se colocó un irónico cartel que dice: "Se busca una pluma de lujo. Se ruega al que la encuentre que la envíe a la embajada de Chile".

La cleptomanía es un trastorno impulsivo que se satisface mecánicamente con el robo compulsivo de objetos, especialmente de alta gama; con lo cual se evidencia un desorden que explota en todo tipo de condición, a diferencia del ladrón oficial, que requiere de planeación y malicia.

No se trata de rotular al presidente Vaclav Klaus, ni mucho menos de hacer juicios a priori, pero este curioso accidente plantea una serie de cuestionamientos importantes a la hora de enfrentarnos a crisis humanas en contextos diferentes. ¿Medimos siempre con la misma vara?

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