Nieves Flórez, una mujer colombiana de 112 años, residente en Yopal, Casanare, recibió el regalo más especial que ha recibido en más de un siglo de vida. Se trata de la visita de Plácido, un hombre de 78 años,de aspecto común.
Entonces, ¿qué hace tan especial su presencia en casa de Nieves? Placido
Flórez, es hijo suyo. Se había ido de la casa hace 40 años y desde entonces no tenía contacto con su madre, quien cuenta con 80 nietos, 40 bisnietos, y 19
tataranietos, en la actualidad.
A comienzos
de 1970, Pacho, como Nieves solía llamar al menor de sus siete hijos, se marchó en busca de fortuna después de una barricada. Procurando irse tan lejos como le fue posible, impulsado por la inmadurez emprendió el viaje a ciegas.
Con el paso del tiempo, las esperanzas de recuperar a su hijo se fueron esfumando; había indicios de que el entonces muchacho había marchado hacia Guaviare, pero la incumunicación con su familia hizo difícil mantener la confianza.
Con el paso del tiempo, las esperanzas de recuperar a su hijo se fueron esfumando; había indicios de que el entonces muchacho había marchado hacia Guaviare, pero la incumunicación con su familia hizo difícil mantener la confianza.
Plácido se dedicó a la pesca por un lustro. Nunca se casó ni tuvo hijos, pero aclara que no fue por falta de amoríos. Su soledad se volvió una característica tradicional. Ni siquiera hace pocos meses, cuando fue remitido a Bogotá para una cirugía prostática, fue diferente.
Fue llevado a un hogar de adultos mayores, del cual fue sacado por Rosalba
Echeverry, esposa del nieto de su hermano. Su situación de salud no es la mejor, y requiere de constante atención y compañía.
De igual forma, doña Nieves está limitada por su disminución de agudeza auditiva y visual. Sin embargo, esto no ha sido obstáculo para dibujar una sonrisa en su rostro por causa de este reencuentro, como afirma la directora de la Casa Hogar Otoño de Yopal, donde reside.
Plácido desea ser trasladado a este hogar casanareño para tratar de recuperar los muchos años perdidos al lado de su mamá. Al fin y al cabo son cuatro décadas pendientes de socializar, así las condiciones humanas actuales parezcan una barrera.
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